martes, 21 de septiembre de 2010

¿Quién decidía el nombre de una persona en el Imperio Romano?


La lex Iulia Municipalis, del año 43, estableció la forma que debía tener un nombre romano. Eran trianomina, es decir, estaban compuestos de praenomennomen cognomen.

El primero era el nombre “de pila” que se daba al niño a los 9 días de nacer. Lo cierto es que no se podía elegir más que de entre una veintena: Appius, Caius, Tiberius, Titus...

El nomen es el gens, e indicaba el origen familiar. Así, si se trataba de romanos patricios, la terminación era -ius, los no patricios -erus o -arus, o -inus si eran de origen lusitano.

En cuanto al cognomen, se utilizaba para destacar algún tipo de característica personal o virtud.
Por ejemplo, en Marco Emilio Escauro, “Escauro” se refiere a los ojos verdes. Conocemos gran parte de estos datos gracias a lápidas y epitafios, donde se escribían estos nombres con abreviaturas.


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